Dra. Patricia Echeverria
Para
comenzar es necesario definir algunos conceptos. Climaterio y Menopausia son dos conceptos que
aunque relacionados no son sinónimos.
Menopausia
es el cese permanente de la menstruación, debido a una falla ovárica permanente
y fisiológica. En nuestro medio ocurre aproximadamente a los 50 años, con un
margen de aproximadamente dos años. En sentido práctico, la menopausia es una
fecha que marca la última menstruación en la vida de una mujer. Se considera
precoz si aparece a los 40 años y se habla de falla ovárica prematura si es
antes de los 30 años. En estos dos últimos casos es indispensable hacer un
estudio acucioso para descartar otras causas mórbidas que puedan llevar a ausencia
de menstruaciones.
Climaterio
es un periodo de tiempo variable, que
hace la transición entre la etapa reproductiva y no reproductiva en las
mujeres, se caracteriza por la aparición de algunas señales, tales como cambios
en los patrones de sangrado menstrual, ciclos menos regulares, cambios en la
calidad del sangrado y una serie de otros síntomas que más adelante detallaré.
El elemento
central de todo es el descenso de la producción ovárica de las hormonas
estrógenos, progesterona e inhibina.
Los síntomas
que acompañan a los cambios del patrón de sangrado menstrual son: bochornos, es
decir, una oleada de calor intenso y repentino que habitualmente afecta la
parte superior del cuerpo, acompañado habitualmente de sudoración intensa,
mareos, cefaleas, cambios de ánimo: irritabilidad, melancolía, trastornos del
sueño, disminución de libido (deseo sexual), sequedad vaginal que puede llevar
a otro síntoma como es dispareunia (coito doloroso), dolores articulares.
Afortunadamente,
la aparición de síntomas no es la regla para todas las mujeres, hay
estadísticas que informan que un 25% de las mujeres son sintomáticas. La
intensidad es variable, desde solo molestias a mujeres que lo pasan muy mal
debido a la gran intensidad especialmente de los bochornos.
Respecto a
que ofrecer como tratamiento, el enfoque clásico ha sido el reemplazo hormonal,
prolongando este tipo de estímulo por una cantidad de años variable, para así
evitar los síntomas antes descritos. Se utilizan preparados con hormonas
sintéticas de varios tipos y formas de administración. No me referiré a estos
tratamientos ya que su prescripción debe
ser realizada bajo supervisión médica atendiendo a las características específicas
de cada paciente y porque personalmente
prefiero no indicarlos como primera opción.
Un aspecto
muy importante a la hora de decidir que ofrecer a estas paciente, es considerar
su contexto general, habitualmente mujeres alrededor de los 50 años en donde se
suman otros temas de salud tales como hipertensión arterial, resistencia a la
insulina, sobrepeso, sedentarismo, artrosis, insuficiencia venosa, entre
otras. En la mayoría de estas mujeres
con estos diagnósticos, indicar un tratamiento hormonal es aumentar factores de
riesgo. Además está todo lo relacionado con el potencial riesgo oncológico que
una terapia hormonal puede acarrear.
En primer
lugar deberíamos intentar modular los síntomas que habitualmente es lo que
lleva a consultar a estas mujeres. Existen los llamados Fito estrógenos, que
son compuestos químicos, no hormonales que se encuentran en los vegetales y que
tienen forma y acción similar a los estrógenos. Los más conocidos son las Isoflavonas y Lignanos. Soya y Linaza son las
más representativas. Estos Fito
estrógenos los encontramos en preparados
farmacéuticos o directamente como soja y
linaza (teniendo cuidado de evitar la soja transgénica).
Existe
además una amplia variedad de fórmulas homeopáticas que por sus componentes y
diluciones son capaces de modular los diversos síntomas que acompañan este
periodo de la vida, ejerciendo su efecto
a nivel del sistema inmunológico y dándole herramientas al eje hormonal
para alcanzar un adecuado funcionamiento. La ventaja de este tipo de medicinas
es que no tiene efectos potencialmente adversos, no aumentan riesgo de
cáncer y son muy bien tolerados.
Para lograr
una mejor respuesta terapéuticas es muy necesario preparar adecuadamente el
organismo, así la intensidad de los síntomas podrá disminuir y la eficiencia
del tratamiento mejorar. En este punto cobra mucha importancia el
funcionamiento del hígado, este órgano es el responsable de metabolizar los estrógenos
entre otras muchas funciones. Debemos como estrategia hacer una desintoxicación
hepática, no podemos olvidar que muchas de nuestras pacientes son poli
medicadas, con alimentación que no siempre es la más adecuada, con tránsito
intestinal lento, todos factores que pueden llevar a un bloqueo del adecuado
funcionamiento depurativo del hígado. Un
hígado sano es el punto de partida para un adecuado funcionamiento hormonal.
Un concepto
no muy conocido es el de Somatopausía, que es el proceso de pérdida de masa
muscular (también llamada sarcopenia), esta condición lleva implícita un
potencial deterioro de algunas funciones metabólicas, tales como pérdida de
masa ósea, el hueso se nutre desde un adecuada masa muscular. Condiciones como
resistencia a la insulina, diabetes mellitus e hipertensión arterial tienen
mejor control cuando hay una buena cantidad de músculos y estos se mantienen
activos.
Una
condición muy habitual en nuestro tiempo es el estrés, el cual lleva a un
aumento de una hormona llamada Cortisol, necesaria para la vida, sin embargo
bastante perjudicial cuando está elevada más allá de lo fisiológico.
El cortisol
elevado tiene varias consecuencias: contribuye al proceso de pérdida de masa
muscular antes descrito ya que al elevarse, induce disminución de la hormona de
crecimiento que estimula el desarrollo muscular. Por otra parte en el sistema
nervioso central se producen estrógenos a partir de colesterol, mejorando
funciones como la memoria, libido, sueño y control del apetito, el aumento del
cortisol disminuye estas funciones en el cerebro. Todo lo anterior nos lleva a
sugerir estrategias que disminuyan el cortisol, lo primero es procurar
tener amigable actitud y conducta frente a la vida, es decir, poder resolver situaciones difíciles en forma
pro activa, con un pensamiento positivo, está demostrado que un pensamiento
positivo es capaz de cambiar la bioquímica de nuestro cuerpo. Realizar actividad física que aumente nuestra
potencia muscular y que también nos conecte con un movimiento más pausado y
sereno, practicar Yoga, Pilates, Thai
chi, son buenos ejemplos o simplemente darse un tiempo en la quietud de algún
espacio para respirar conscientemente algunos minutos cada día.
La calidad y cantidad de
alimentos es muy importante, después de la menopausia existe producción de estrógenos en las mamas, por lo
tanto es importante evitar la obesidad en estas mujeres ya que podrían aumentar
su riesgo de cáncer mamario.
El uso de algunos alimentos tales como resveratrol, un antioxidante presente en las uvas y vino
tinto, cúrcuma, arándanos y la suplementación con Omega 3, ayudan a modular el efecto estrogenico.
Resumiendo, para cada paciente hay un enfoque a su medida,
para todas, una alimentación saludable,
actividad física, suplementos alimenticios, manejo del estrés. Para el alivio de los síntomas el
manejo es personalizado, se puede utilizar formulas homeopáticas, Fito
estrógenos y si el caso amerita hormonas sintéticas con una adecuada evaluación
y seguimiento.
Por último quiero comentar con alegría que cada vez más
observo en mi práctica clínica que las mujeres que comienzan a vivenciar esta
etapa de sus vidas la enfrentan con una
mirada más bondadosa, asumiendo que es como traspasar un portal que las
lleva a otra etapa de la vida, muy lejos del termino del camino lo que
representaba en el pasado , más bien como el inicio de la segunda mitad de sus
vidas y conscientes de que es un proceso para el cual existen estrategias
amigables con nuestro cuerpo para aliviar aquellos síntomas que podrían incomodar.
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