Es tan recurrente la situación, al
preguntar a las pacientes si tienen algún síntoma digestivo, la respuesta es
no, o al insistir un poco mas ¿tienes
alguna dificultad con tu transito intestinal?, sorprendentemente la negativa
sigue siendo bastante común. Y con una pregunta aún más especifica ¿con que
frecuencia obras?, solo entonces aparece la verdad.
Aquello que para un alto
porcentaje de mujeres resulta “normal”, una frecuencia de día por medio, dos
veces a la semana, una vez por semana o incluso peor, en general no lo
comunican como problema, sin mencionar además otro síntoma asociado, la distensión
abdominal que solemos denominar como “hinchazón”, que se va instalando a lo
largo del día. Vamos por la vida así, sin conciencia de que un transito
intestinal lento es un problema importante de salud, más aún cuando aparece en
televisión avalado por una bella, famosa y exitosa mujer, para la cual el
problema se resume en un asunto estético y la solución en consumir un yogurt.
¿Que tiene que ver este intestino
lento con ginecología?... Mucho más de lo que se pudiera imaginar.
El transito intestinal lento es
causante de un fenómeno inflamatorio exacerbado en el lumen intestinal, como
consecuencia del aumento de bacterias mas agresivas que las usualmente
presentes en este. Si el fenómeno persiste da origen a lo que se denomina
síndrome de intestino permeable, que trae asociado la aparición en el torrente
sanguíneo de sustancias tóxicas propias de los procesos de excreción. Estas
sustancias pueden generar reactividad en el resto de los tejidos, que se
expresa en un nivel de inflamación aumentado.
Un motivo de consulta muy
frecuente en ginecología es el flujo genital persistente y/o recurrente.
Habitualmente mujeres poli medicadas en las que a pesar de múltiples tratamientos, el
problema no se resuelve. Muchas veces esta situación es el reflejo de esta
flora intestinal desbalanceada ocasionada por un intestino disfuncional e
inflamado, junto a la reactividad que
esto provoca en órganos pelvianos vecinos. En todas ellas, el manejo que va a
la raíz del problema es mejorar el terreno, lo que significa rehabilitar el
intestino, es decir, re educar la alimentación, en este punto dos recomendaciones
importantes : la primera, puede a
primera vista parecer bastante alejada del sentido común, como es evitar el
consumo de leche y todos sus derivados, la segunda, reducir significativamente
la ingesta de azucares refinados, para lo cual existe mucha resistencia debido
a la “adicción” bastante generalizada especialmente entre las mujeres a este
tipo de alimentos.
Otros aspectos importantes,
fomentar la hidratación, drenar las toxinas y modular el fenómeno inflamatorio. Todo lo
anterior se puede manejar con medicinas naturales y si el caso lo amerita usar medicamentos antibióticos o anti hongos.
Sin embargo lo más importante es mejorar las condiciones locales para que la
propia inmunidad de la paciente se pueda hacer cargo y evitar así la
cronicidad.
Otro problema que es motivo de
consulta habitual es el dolor pélvico crónico o agudo, y que luego de realizar múltiples
exámenes buscando posibles causas, no se logra precisar su origen. En muchos de
estos casos su punto de partida se da en el intestino y el mejoramiento del
terreno nuevamente es la estrategia más adecuada en vez de centrarse solamente
en el manejo del dolor.
Síntomas tales como poli artralgias
(dolores articulares múltiples), disfunciones hormonales, baja capacidad de
concentración y memoria, todos ellos bastante frecuentes en la consulta
ginecológica, pueden estar asociados a este síndrome de intestino permeable y
por lo tanto poner énfasis en prevenirlo y tratarlo es de suma importancia en
la salud de todas las personas.